jueves, 3 de septiembre de 2020

Especialización y Diplomatura en Magistratura y Gestión Judicial - Lanzamiento

 




Segunda Cohorte – Ciclo 2020-2022 

"Buscando la excelencia y la probidad de magistrados y funcionarios judiciales cercanos a la población, al ritmo de los nuevos tiempos" 

Luego de las experiencias de la Diplomatura en Magistratura y Gestión Judicial (DMyGJ), dictada entre 2016/2017 (con 26 diplomados), que fue la antesala de la Especialización, en su primer cohorte durante el ciclo 2018/2020 (con 13 especializandos, que actualmente se encuentran en la etapa final de producción del Trabajo Final Integrador – TIF) la realidad del Poder Judicial en general (PJ), y el de la Provincia de San Juan en particular, marcan la necesidad de continuar la carrera, pero subiendo la apuesta por nuevos desafíos. Los principales núcleos temáticos que nos interesan, dentro de los nuevos desafíos del Poder Judicial Siglo XXI, son: Acceso a justicia - Justicia cercana - Nuevas tecnologías y modernización judicial.


Invitación 

En el PJ se están produciendo importantísimos avances, que prometen un cambio de paradigma en relación a la organización y funcionamiento de ese poder del Estado. Nos referimos al PJ en todos sus niveles (nacional y provinciales, incluyendo a SJ). Esta marea de innovaciones y cambios abarca cuestiones relacionadas, por un lado, con el nuevo rol institucional del PJ, que enlaza la mirada de una justicia más cercana y accesible al habitante común, que tenga en cuenta la situación de los sectores vulnerables, que intente una administración más eficiente y eficaz, que de respuestas rápidas y conforme a derecho, teniendo en cuenta para eso las últimas tendencias doctrinales y jurisprudenciales, a la luz de los cambios y avances legislativos. 

A esa realidad, que comprende una nueva mirada institucional del PJ, y que requiere de un análisis político y filosófico sobre la situación y el deber ser de este poder del estado, se suman las demandas sociales de un mundo envuelto en la globalización, con la implosión de las nuevas tecnologías que se han introducido en todos los ámbitos de nuestra vida; problemas que trascienden incluso la situación de los países, como el medio ambiente, el mercado electrónico, o situaciones impensadas como la pandemia del COVID 19, que ha paralizado al mundo y ha obligado a replantear modelos de organización. Desde hace años esta realidad que viene en un proceso ascendente, ha llevado a una constante labor legislativa, con reformas permanentes de la legislación de fondo y de forma, en todas las ramas del derecho…

… Por su parte se proponen nuevas estructuras procesales, que implican una continua adaptación de la organización judicial a ellas: la justicia protectoria (relacionada a la situación de sectores vulnerables: niños, ancianos, personas con capacidades especiales o limitadas, la violencia de género, doméstica, etc.); el paso del sistema escrito al oral, en el proceso civil en general; el paso del sistema inquisitivo al acusatorio, en el proceso penal; los nuevos procesos de familia y menores; los procesos colectivos; las reformulaciones de las medidas cautelares y los procesos urgentes; y la incorporación de nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC´s) a cada uno de ellos, acompañando esa transformación. Se suma también el auge en el mundo del Derecho por la vigencia efectiva de los Derechos Humanos, que implica estar al día con las últimas novedades en materia jurisprudencial. Ante todo este panorama, tanto el juez como sus auxiliares, deben estar lo suficientemente capacitados, no sólo desde el punto de vista técnico-jurídico, sino además, en lo que refiere a otras destrezas, relativas a la gestión (que ya hemos referido), como a la argumentación y redacción jurídica (con un lenguaje más entendible, claro y cercano, porque eso también es acceso a justicia)…

Además, resultan necesarias la reflexión ética y filosófica. En efecto, la realidad compleja del mundo en general, y del jurídico en especial, imponen que el magistrado y funcionario judicial estén lo suficientemente formados para poder construir un juicio crítico propio. Finalmente debemos referirnos a la excelencia a la que deben aspirar, cuya dimensión ética es fundamental, magistrados y funcionarios judiciales; lo que como sociedad debemos proponernos decididamente. Nuestra Universidad sale al cruce de este desafío, y propone entonces una carrera que intenta hacer frente a estas demandas que la realidad impone, proponiendo la formación de profesionales del derecho que aspiren a la excelencia en su función. Por tales motivos, invitamos a que todos aquellos que se encuentran en la función, como magistrados o funcionarios, o quienes aspiren a ello, puedan adquirir la formación y capacitación necesaria para afrontar los retos de la realidad actual.


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